Un explorador decimonónico abandona su estudio para emprender un viaje por la selva. A partir de este momento el camino fluye delante de sus pies, transformándose en un viaje iniciático que el explorador recorre con curiosidad, fascinación y sin miedo.
El lector es invitado a acompañarlo adentrándose en la poética de las suntuosas láminas de Fernando Vázquez, llenas de sugerencias literarias, musicales y cinematográficas. Si aceptamos su invitación a entrar, veremos surgir delante de nuestros ojos un rico universo simbólico, ritmado por un juego de asociaciones visuales que nos lleva de una página a la siguiente.